Cada vez me gustan más los blogs como centro de referencia de cualquier estrategia de marketing para un proyecto.
Parece una obviedad pero es que hasta hace poco había proyectos en los que podíamos intentar ahorrarnos el blog con la idea de poder utilizar una página de empresa en alguna red social potente y que hiciera ese papel. Siempre con una finalidad de reducción de costes, tanto económicos como de dedicación creativa.
Ya se que no es muy ortodoxo pero cuando un emprendedor necesita presencia online y no tiene ni la base técnica ni creativa para llevar un blog, ni el dinero que se precisa para que te lo lleve otra persona, no hay muchas más alternativas.
Y en algunos casos en los que además el marketing de contenidos es más complicado aun son mayores las razones para basarnos únicamente en perfiles sociales.
Pero no. Cada vez estoy más convencido de que no puede ser así casi en ningún caso.
Y es que las redes cambian constantemente. Exigen tanta atención a esos cambios que perdemos un tiempo valioso para la creatividad. Y lo peor de todo es que las nuevas normas pueden romper una estrategia trabajada durante mucho tiempo. El balón es mío y lo pincho cuando quiero.
No digamos para aquellos cuyo modelo de negocio se basa directamente en la explotación de las características de las normas, como los desarrolladores de aplicaciones para Facebook, especialmente en el caso de las de los concursos. Eso si que es de locos porque la aplicación en la que has trabajado durante 6 meses puede ser inútil mañana mismo, antes aun de que te haya empezado a rentar.
Pero nos afecta a todos. Imaginate que has diseñado unos estupendos grafismos para tus páginas de empresa en alguna red social. Vamos a suponer que sean 5 o 6 elementos, no más: fotos de perfil, portada, aplicaciones, alguna publicación destacada… Y cuando se ponen en marcha llega la red social y cambia su interfaz, variando todas las medidas y proporciones. ¡A chiflar a la vía!
Bueno, puedes pensar: «¡bah! son unos cambios sin demasiada importancia, hablaré con los de la agencia/colega/cuñado que me llevan el tema y les pido que por favor me los apañen un poco».
El problema es que no eres el único. La agencia/colega/cuñado seguramente también se lo hizo a otros clientes/colegas/cuñados y se puede juntar con un interesante paquete de 50 o 60 diseños que apañar. ¿Gratis?
Es cierto que normalmente los cambios se van rumoreando y que entre los mentideros del social media se suelen filtrar avances. Pero para hacernos una idea, imagina que tuviéramos que elegir nuestra futura estrategia comercial en base a los rumores de las especificaciones del próximo iPhone… Creo que estaríamos de acuerdo en que sería una verdadera locura.
Sin llegar a tanto es algo similar y no podemos sentirnos tan atados.
Así que parece lógico que lo más interesante sea jugar con nuestras normas, en un entorno controlado y donde nosotros tengamos claro cuáles van a ser los siguientes cambios.
Hoy por hoy esta seguridad el único medio social que te la puede ofrecer es un blog propio. Y con propio quiero descartar wordpress.com, Blogger y cualquier otro servicio de blogging gratuito donde seguimos dependiendo de otros.
Así que si estás empezando y tienes poco dinero más vale que lo gastes en un blog porque será realmente una inversión. En los otros casos también te rentará pero la dualidad coste/riesgo también es mucho mayor.
En cualquier caso siempre es recomendable que consultes con un profesional que te asesorará sobre que plataformas son las más adecuadas en función de tus objetivos, necesidades y estilo de comunicación.
A mi me ha llevado muchos años darme cuenta. Sumando dedicaciones he pasado meses en las redes y he descuidado el blog. Me arrepiento.
En las redes todo es mucho más fugaz y compites con una atención muy dispersa que va rápidamente de una cosa a otra. Claro que están bien para estar en todos los sitios donde puedan estar tus contactos y para facilitar la conversación pero un blog transmite más solidez.
El inconveniente es que requiere mucho más esfuerzo 🙁
Exacto, totalmente de acuerdo, también en lo del esfuerzo :-D. Menos mal que por lo menos todo queda en tu blog «para siempre».