Como muchos/as sabéis una parte importante de mi actividad profesional está orientada a la formación. Puede ser en torno al 30 o 40% de mi tiempo, aunque depende de la época del año. Y cuando la rueda de un nuevo curso lectivo comienza a rodar es habitual no tener tiempo casi ni de despedirte de la gente con la que compartes un buen puñado de horas de formación. Y lo siento, porque para mi todos los grupos son especiales pero el tiempo del que disponemos siempre está muy ajustado (los recortes afectan en todos los sentidos).
Cada grupo por el que he pasado me ha enseñado algo, son todos diferentes. Desde el momento en el que hacemos una ronda para que cada alumno/a nos cuente algo de su proyecto o de sus motivaciones ya empieza el grupo a desarrollarse como algo vivo e independiente. Cada inquietud motiva una pregunta distinta y por tanto una evolución propia. Y eso es la más genial de este trabajo, pura diversión.
Hay perfiles de todo tipo, desempleados, trabajadores por cuenta ajena, estudiantes, autónomos, emprendedores y cada uno con una experiencia particular con las redes sociales, con internet en realidad. Es genial como cada uno usa la red a su modo, como a cada explicación sacan sus propias conclusiones y al compartirlas descubres un punto de vista que jamás se te hubiera ocurrido, una funcionalidad reinterpretada a fuerza de ser estrujada por nuestra necesidad. Y eso te hace ser mejor profesional, conocimiento absorbido por vía express.
Otro factor interesante es que cuentas con un grupo experimental heterogéneo para probar estrategias determinadas sobre las que no estás seguro antes de lanzarlas al ruedo. Se convierten en un grupo de control genial porque puedes pedir explicaciones más amplias de porqué hacen lo que hacen mucho más allá de la constatacíon del acto en si que te aporte una fría estadística web.
Y en último lugar y probablemente la más importante: es el mejor doping emprendedor que puedas experimentar. No hay nada más energizante que compartir unas horas con la ilusión de otras personas, intentar compartir soluciones a sus proyectos y ver sus ojos cuando les descubres una herramienta, acción o estrategia que puede aportarles algo a su carrera de fondo. Esa mirada seguida por un apunte frenético con cara de concentración. Un refuerzo para tu propia aventura, gasolina para cuando se te acaban las fuerzas o pasas momentos bajos.
Y llega el último día, la despedida. Y resulta que cuando quieres darles las gracias, explicarles que seguro que yo he aprendido mucho más que ellos/as, te das cuenta de que ya es la hora y que otro profesor debe ocupar el aula sin perder ni un minuto.
Así que desde aquí y ahora que no tenemos prisa, solo quiero daros las gracias a todos/as los que habéis pasado alguna vez por alguna de mis aulas, ha sido un auténtico placer pasar un tiempo con vosotros/as. Puede ser que no me acuerde de todos vuestros nombres (ya sabéis que soy un desastre con eso) pero no me olvido de vosotros/as.
Menos mal que siempre nos quedarán las redes, me encanta saber de vosotros/as de nuevo y ver que muchos/as aun seguís conectados/as conmigo o con 3yMedia.
Abrazos y besos para todos/as.